viernes, 1 de agosto de 2003

Su Presencia, nuestra herencia

Desde el huerto del Edén vemos que el hombre fue creado para vivir en relación con Su Creador y la presencia de Dios era la gloria del hombre.
Al momento de crear los animales terrestres, Dios le da la órden a la tierra para que éstos sean creados, luego la da al cielo para que produzca las aves y para la creación de los peces le habla al mar. Pero en cambio al hombre lo forma con sus propias manos.
Ninguna especie animal puede vivir fuera de su hábitat natural, según donde haya sido creado. Así tampoco el hombre puede vivir fuera de la presencia de Dios.
La tragedia de la humanidad no fueron tanto los cardos y espinos, las maldiciones o los dolores sino perder la presencia de Dios.
Dios planeó la redención del hombre a fin de que éste pueda volver a estar en su presencia.
Para eso llama a un pueblo del cual vendría el Salvador. Ese pueblo era Israel, el cual fue salvado por Dios para ser instrumento de redención a todo el mundo.
Israel tuvo el privilegio de ser portador y testigo de la gloria de Dios.
La desgracia de Israel en los primeros capítulos de 1ª de Samuel no fue sólo la muerte de Elí y sus hijos, sino perder el arca, que simbolizaba la presencia de Dios.
La esposa de uno de los hijos de Elí llama a su hijo "Icabod", que significa "sin gloria". Esta mujer sabía bien que la gloria de Israel era la presencia de Dios entre ellos y exclamó "traspasada es la gloria de Israel".
El templo y la ciudad de Jerusalén también simbolizaban la presencia y protección de Dios sobre su pueblo. Por eso es que cuando los babilonios destruyen el templo y la ciudad, Israel entiende que una vez mas había perdido su gloria, la presencia de Dios.
Al pueblo del nuevo pacto puede sucederle lo mismo.
Como pueblo de Dios bajo el nuevo pacto, vemos aun mas claramente que nuestra posesión es el Espíritu Santo, como las arras de nuestra herencia. Administramos las cosas del Espíritu y ya no servimos a la sombra de cosas venideras sino que tenemos en nuestro interior la sustancia misma de las cosas celestiales.
Por eso mucho mas debemos cuidar de no perder la presencia de Dios , y de perder el enfoque en ella.
En el pasaje de Ap. 3.20 que siempre usamos para hablar al inconverso, el Espíritu Santo revela una verdad crucial. Jesús dice "yo estoy a la puerta y llamo". Esto quiere decir que no estaba adentro. Aquí no estaba refiriéndose al templo físico sino al templo espiritual, que eran los mismos creyentes laodiceanos. Jesús decía que ya no moraba en medio de esa congregación, por eso estaba "a la puerta".
En el libro de Ex. cap 32 cuando Moisés baja del monte y ve la danza ante el becerro de oro, dice la Escritura que se quedó "a la puerta" y desde ese lugar llama al pueblo. ¿Coincidencia?. De ninguna manera, esa frase fue escrita bien adrede para advertirnos que cualquier esfuerzo humano o activismo con un espíritu indiferente a su presencia, lo deja afuera, a la puerta.
En Ex. 33 dice que Dios enviaría al ángel delante y que ellos entrarían a la tierra, pero su presencia no iría en medio.
Entonces Moisés,el hombre al que Dios notifica sus caminos (Sal. 103.7) llegó a decirle a Dios "si tu presencia no va conmigo, no nos saques de aquí", lo dijo porque sabía que la verdadera herencia y gloria de Israel era la presencia de Dios entre ellos. Entrar a la tierra prometida sin ella , sería el fracaso del propósito y deseo de Dios.
Mientras preparaba esta parte, una profunda tristeza de parte de Dios me inundó. El Señor me hacía ver que hoy muchos se conforman con que vaya el ángel y con poseer la tierra. Sentía que Dios decía "no les interesa que yo vaya con ellos, sólo les interesan sus logros personales".
Es preferible no movernos de un lugar si Dios no se mueve, y viceversa. Su presencia es nuestra verdadera herencia como hijos de Dios. Entonces, ¿Cual es el sentido de entrar a poseer algo si Dios no viene?.
El deseo y propósito de Dios es volver a morar entre los hombres
El pecado hizo una separación entre Dios y los hombres desde el principio. Por eso es que, si vemos en toda la historia de la redención, se ve claramente que lo que Dios deseaba restaurar no era sólo la prosperidad y la bendición ni tampoco hacer de nuestra estancia en la tierra un viaje de placer sino, lo que afanosamente Dios buscaba restaurar era el poder habitar entre nosotros y que nosotros podamos estar en su presencia.
Y esto no se refiere sólo a su pueblo sino a toda la tierra. El espíritu religioso nos hace creer que la presencia de Dios es sólo para nosotros dentro de las cuatro paredes, pero Cristo desea ser "el tabernáculo de Dios con los hombres" (Ap. 21.3).
Por eso es que tenemos que ir hacia las gentes a hacerles saber que Dios desea vivir en ellos y entre ellos. Jesús mira las multitudes de almas y desea ardientemente restaurarlos a su comunión, a que todos sean parte de su pueblo del pacto.
Como los valientes de David
El ardiente anhelo de Dios es que todo hombre pueda estar en su presencia. Para eso ha pagado con su vida. Para eso envió vez tras vez hombres y mujeres de todas las épocas, de los cuales muchos dieron su vida por esta causa: rogar al mundo que se reconcilie con Dios para que él pueda hacer morada entre ellos y en ellos. (2 Co. 5.18-20)
Tenemos que ser como los valientes de David. Estos hombres conocieron el anhelo de su rey y arriesgaron su vida por cumplirlo. (2 Sam. 23. 15-16) David prefiguraba a Jesucristo. Los que servían a David, en un sentido, representan a los que servimos a Cristo. Si esos hombres arriesgaron su cabeza por satisfacer a una figura. ¿Cuánto mas nosotros, que servimos al verdadero Cristo y que conocemos su anhelo, no nos debemos jugar por completo para complacerlo?.
Por eso queremos desde Reidelij desafiar a cada líder, pastor juvenil, y ministerios juveniles a restaurar su vida y ministerio en torno a la presencia de Dios con una pasión renovada. A que en cada reunión o evento juvenil que se organice la presencia de Dios se haga manifiesta a cada asistente y llegue a ser el centro de sus vidas. Y al decir esto, no me estoy refiriendo solamente a manifestaciones como caer, llorar, temblar, etc. Cosas que de verdad si suceden cuando el Señor nos permite palpar su Gloria, pero me refiero también a una experiencia de vida en torno a la presencia de Dios las 24 hs. Vas a notar un cambio radical en tu grupo.
Al fin y al cabo, no es una opción. Es nuestro llamado. Estar en su presencia, que el esté en nosotros y entre nosotros y que traigamos nuestra generación a su presencia, la cual es la gran herencia de su pueblo.
Dios te bendiga

Ivan D. Amade - Escrito para el sitio y boletin de Reidelij (2003)

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